I
“Joyce está para siempre en Trieste, pues es allí donde es real
ahora: bajo la forma de una serie inspirada de signos lingüísticos gramaticalmente
desconcertantes.
II
El mismo relato es distinto según las palabras de las que se
componga. Hasta la menor de las reescrituras crea una nueva proyección de lo
real. Y quizá hay un modo más estrafalario de exponer esto. Una frase es como
un boceto, o una caricatura.
III
A Sterne le fastidiaba la idea de que una representación tuviera
que ser descriptivamente exhaustiva. Lo que le interesaba era la verdad de los
atajos. Solía afirmar que un sargento con una pica entrando en una taberna con
su perro se podía representar simplemente con tres líneas rectas.
IV
No hay signos naturales. Una caricatura no es más real que una
frase. Al mismo tiempo, sin embargo, el hecho de que algo sea un signo no
significa que no sea verdad.
V
Se necesita muy poco para inventar algo verdaderamente realista y
animado. Se necesita únicamente el mínimo exceso de una frase. Una narración
puede ser diminuta y aun así crear un mundo.
VI
Un relato puede convertirse en la prueba de algo que nunca será
demostrable de forma lógica. Un relato puede inventarse una nueva forma de
realidad. Y, si uno prefiere otro término para referirse a esta magia de la
composición, si le desagradan las palabras anticuadas como vivos y muertos,
supongo que hay otra forma de expresarlo. Y esta consiste en decir que la ficción
es un sueño.
VII
En esto consiste la novela: su significado es mucho más móvil, más
fugitivo, que las habituales ideas de significado. Una novela es una huida. Y, por
ello, también puede ser múltiple.
VIII
Si pienso en las grandes traducciones del arte de la novela, como
el Moby Dick de Pavese, o la traducción francesa de Anna Livia Plurabelle, de
Joyce, creo que es posible afirmar que traducir implica reconstruir el
lenguaje, exactamente igual que en el caso del original. La traducción viene a
ser, pues, un nuevo original. Y esta es la razón por la que la traducción de
una novela ni siquiera necesita realizarse del original original. También puede
estar hecha de un segundo original. Porque lo que se necesita en casa fase
múltiple no es fidelidad, sino recreación.
IX
Las palabras de un lenguaje muy raramente se refieren a cosas
únicas. Son más como enjambres o campos. Este sueño de que las palabras son
cosas ha implantado la idea de que, por alguna razón, el lenguaje está en
contacto con lo inefable, cuando este es una ilusión del lenguaje mismo.
X
La metafísica no es más que un modo de describir con mayor
grandilocuencia una locura cotidiana: el hecho de que toda novela pretende
crear su lector ausente”.
Fragmentos