viernes, 27 de diciembre de 2019

No escribimos en vano


“Los personajes que aparecen en mis libros luchan por cosas que les importan. Nunca he sido capaz de escribir acerca de lo que parece interesar a la mayor parte de los novelistas: lo que podríamos denominar el factor sociológico, el mundo de cosas que nos rodean, el mundo de gustos y modas. Mi literatura es más simple que eso, es más profunda, es, probablemente, mucho más ingenua. Trata de vivir y morir y hallarle un sentido a lo que hacemos en este mundo. Todas las preguntas fundamentales que te haces cuando tienes quince años, intentar aceptar el hecho de que vives en este planeta, encontrar alguna razón para existir. Estas son las preguntas que impulsan a mis personajes.

Supongo que con el tiempo he acabado considerándome, más que un novelista, alguien que cuenta historias. Creo que las historias son el alimento básico del alma. No podemos vivir sin historias. De una manera u otra, toda persona se alimenta de ellas desde que tiene dos años hasta que muere. La gente no tiene por qué leer necesariamente novelas para satisfacer su ansia de historias. Ven la tele o leen cómics o van al cine. Les lleguen como les lleguen, estas historias son cruciales.

A través de las historias luchamos para hallarle sentido al mundo. Eso es lo que me hace seguir adelante: lo que justifica que me pase la vida encerrado en una pequeña habitación, poniendo palabras sobre el papel. El mundo no se acabaría si no volviera a escribir otro libro. Pero a fin de cuentas no creo que sea una actividad completamente inútil. Formo parte de la gran empresa humana que intenta encontrar sentido a lo que hacemos en este mundo.

En el proceso de escribir hay muchos momentos de desolación, muchos momentos en que te preguntas por qué lo haces y qué sentido tiene: a veces es importante recordar que no lo hacemos en vano. Esta es la única cosa que he encontrado que para mí tiene sentido”.

Experimentos con la verdad (fragmento).

Paul Auster
   
Fotografía: Jonathan Irish. National Geographic